¿Alguna vez has escuchado la palabra relación kármica sin saber del todo qué significa? ¿Te han sugerido que te encontrabas en vínculo de esta índole? ¿Son estas relaciones buenas o malas? En este artículo lo veremos y te brindaré claves para reconocerlas.
¿Qué es una relación kármica?
En mis años de vida pseudo-monástica practicando meditación Vipassana, pude comprender mejor qué es eso que llamamos karma y qué son las relaciones usualmente llamadas «kármicas».
El karma tiene un componente interno y otro externo. El interno es el cúmulo de patrones inconscientes desde los cuales reaccionamos a lo que nos ocurre, ya sea con un comportamiento constructivo o destructivo. El componente externo es el conjunto de hechos fortuitos que nos ocurren de tanto en tanto, más allá de nuestra rutina.
Quiere decir que el karma tiene que ver con nuestro destino, pero también (y sobre todo) con nuestras reacciones. Una relación kármica es, por ende, un encuentro más o menos fortuito que da comienzo a un vínculo plagado de reacciones inconscientes de ambas partes.
Relaciones kármicas: ¿buenas o malas?
Dicho así, parecería que todas las relaciones tienen algo de karma en ellas. Efectivamente. Ninguna relación está libre de nuestros patrones de reacción heredados. Sin embargo, podemos distinguir entre dos tipos de karma: el constructivo y el destructivo. Todos tenemos patrones de reacción heredados de ambas clases, la cuestión es saber valerse de los positivos (fortalezas) para comprender, rectificar y trascender los negativos (debilidades).
Eso quiere decir que tendremos relaciones kármicas que sacan lo mejor de nosotros, y relaciones kármicas que serán el disparador de todo lo regresivo y aún no elaborado de nuestra psique.
Usualmente nos referimos despectivamente a las relaciones kármicas indicando a las de esta última categoría.
¿Las relaciones kármicas provienen de otra vida?
Esto dependerá de tus creencias al respecto: lo cierto es que más allá de si existe la reencarnación y otras vidas (como creen los budistas o muchos hinduistas), podemos encontrar el karma en ésta. El inconsciente y sus reacciones son un hecho innegable (gracias Freud). Ahora bien, si piensas que esos patrones de reacción son tan antiguos que provienen de algún lugar más allá del lapso de tu vida actual, entonces sí, las relaciones kármicas encuentran significado en las vidas pasadas.
Los budistas hablan de personas que se han encontrado muchas veces a lo largo de varias vidas, y su interacción a repetido siempre los mismos patrones poco constructivos. Así, el «destino» de ambos es poder corregir esa tendencia volviéndola constructiva y expansiva. (Inspirado en esta temática, encontramos películas como «Cloud Atlas» dirigida por las hermanas Wachowski, creadoras de la saga de Matrix).
La inercia y la oportunidad en las relaciones kármicas
Los vínculos kármicos regresivos donde podemos ver a la cara nuestros patrones de apego y miedo son también grandes oportunidades para rectificar nuestros comportamientos con paciencia, comprendiendo nuestras tendencias inconscientes para traer poder de decisión y voluntad, expandiendo así nuestro libre albedrío: la base de nuestra libertad.
Sin embargo, la primer sensación puede ser de «quedar atrapados» o ser absorbidos por la relación. Puede que sea necesario trabajar con calma para encontrar la «distancia justa» entre ambas partes para poder incluir espacio en la relación, y que ese aire entremedio contribuya a limpiar el vínculo de su negatividad.
10 indicadores de relaciones kármicas
5 para las relaciones positivas o constructivas:
- En estas relaciones es común sentir una novedad muy especial luego de conocer a la otra persona o compartir tiempo juntas.
- Puede ser una persona muy distinta a ti, pero aún así sientes una familiaridad muy especial y entras en confianza en poco tiempo.
- La generosidad brota en el vínculo, espontáneamente de ambas partes.
- Sus historias de vida pueden diferir mucho, pero sus propósitos y hacia dónde se dirigen parecen tener mucho en común.
- Ambas partes se sienten en libertad, si bien escogen compartir tiempo juntas.
5 para las relaciones negativas, regresivas o destructivas:
- Sientes apego y emociones fuertes al pensar en alejarte de la otra persona
- Son frecuentes los celos, la agresividad, la desconfianza y animosidad en general
- Ambos buscan permanecer como están, con tendencia al sedentarismo y a que todo permanezca siempre igual
- Hay resistencias al pensar en que los propósitos de vida de ambos puedan diferir
- Es común dar esperando recibir, o no dar al otro por miedo o carencia.
Más allá de la relación kármica
Toda relación cargada de pasado y reacciones inconscientes nos abre a la posibilidad de poder mirar más allá, directo a la esencia de la otra persona. Y cada vez que aprendemos a relacionarnos con la esencia de lo que el otro es (y no como quisiéramos que fuera), la Naturaleza nos retribuye acercándonos un poco más a nuestra propia esencia.
Así, estos vínculos «de destino» nos indican que hemos hecho las cosas bien en algún momento del pasado, o que tenemos mucho por rectificar. Como sea, el único momento en el que podemos llevar a cabo nuestra labor es en el presente. Es aquí y ahora donde podemos hacernos cargo de los buenos frutos de esa relación constructiva y mágica que se ha hecho presente en nuestra vida, para continuar multiplicándolos para nuestro beneficio y el de muchos más. O bien, es en el eterno presente donde podemos tomar responsabilidad por esos patrones regresivos que atravesamos, para comenzar a cambiar nuestro propio futuro.
Escrito por Leandro Liptak
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