Quizás hayas escuchado hablar de la teoría de sistemas, del pensamiento sistémica o del libro de Peter Senge titulado «La Quinta Disciplina». En este artículo breve te cuento al respecto y cómo esta disciplina y forma de pensar puede ayudarnos en nuestro despliegue como seres humanos.
Un campo de estudio, muchas disciplinas
La teoría de sistemas, de la cual deriva un cierto modo de pensar y percibir, se originó en la primera mitad del siglo XX a través de académicos como Ludwig von Bertalanffy o Gregory Bateson (entre otros) que tenían algo en común: estudiaban simultáneamente diversos ámbitos de la naturaleza, como ser la biología y la filosofía o la psicología y la lingüística. Dada su índole interdisciplinaria, este grupo de investigadores comenzó a detectar patrones que se hacían presentes en diversos ámbitos de la existencia, sin importar el dominio específico del cual se tratara.
Es decir, comenzaron a encontrar similitudes en las dinámicas y estructuras de organización de diversos elementos a los que llamaron sistemas. Para nosotros y en forma simple, un sistema es cualquier cosa que pueda ser modelada o descrita como un conjunto de elementos (componentes) que interactúan entre sí de un modo un otro (relaciones).
Así, la teoría de sistemas comenzó a brindar un marco unificado tanto para el estudio de elementos biológicos (una célula, por ejemplo), astronómicos (un sistema solar), sociales (una familia o una organización), lingüísticos (un idioma o una estructura gramatical) entre otros.
Los mismos patrones, una y otra vez
De este modo, comenzaron a comprender que había dinámicas que eran propias de cualquier sistema, independientemente de su naturaleza, y este entendimiento, con el nivel de abstracción que implica, les permitió encontrar soluciones a problemáticas recurrentes sin importar el dominio en cuestión.
Lo curioso de esto es que también aplica al ámbito de la psicología. Nuestra psique es un sistema complejo y abordarlo mediante una comprensión sistémica nos aporta claves y soluciones, así como demuestra el trabajo del psiquiatra prusiano Kurt Goldstein, que en 1934 publicó «La estructura del organismo» postulando que «el organismo funciona como un todo y la enfermedad lo modifica en su totalidad.»
Pensamiento sistémico en el ámbito de las organizaciones
Años después el pensamiento sistémico comenzó a tener implicancias en las organizaciones cuando pensadores como Peter Senge (MIT) desarrollaran sus teorías al respecto. Senge publicó en 1990 su libro «La Quinta Disciplina» en el cual propone al pensamiento sistémico como un factor clave y necesario para el correcto desempeño de las organizaciones, analizando diversas dinámicas de las mismas desde la perspectiva de la teoría de sistemas.
Entrenar la mirada global
Pensar sistémicamente es entrenar una mirada global, capaz de captar entramados mayores de la realidad en vez de ahogarse en un vaso con agua. Sin lugar a dudas, gran parte de nuestros problemas encuentra solución cuando nuestra percepción se extiende más allá de los límites del problema mismo, cuestionando incluso el contexto que le dio origen. En principio y para comenzar, se trata de ganar nuevos puntos de vista, nuevas miradas.
En una relación de pareja, por ejemplo, podemos entrenar el «ponernos en los zapatos del otro» para sumar su mirada y extender la propia, comprendiendo así dinámicas que van más allá de mí o de tú, hacia un «nosotros». Lo mismo aplica para los sistemas familiares y las organizaciones. De este modo, sensibilizamos nuestra mirada, dejamos de ser el centro del universo y conectamos con las respuestas que yacían más allá de nuestro propio ombligo.
Escribió Leandro Liptak: coach, escritor y conferencista especializado en crecimiento personal y bienestar emocional.