Viste que te dicen “actuá natural” y hacés todo al revés? Levante la mano a quien le pasó alguna vez! Estudiar astrología (y en particular mi carta natal) me ayudó a darme cuenta que a veces no es tan sencillo. Debería serlo, pero no lo es.
Y sí, algunos somos más mentales que otros. Pero no es solamente eso, tiene que ver con capas de creencias inconscientes que bloquean nuestro despliegue más puro, y en ciertos ámbitos, nos impiden mostrarnos tal cual somos. Es decir: genuinos, íntegros, con esa mezcla de colores que realmente tenemos.
Mucho de esto que estoy hablando tiene que ver con algunas áreas de la carta más que otras. Por ejemplo, la Casa X y el signo del mediocielo. Si tenés ahí planetas, suele haber una presión muy fuerte e inconsciente a mostrarte “en sociedad” bajo esas cualidades. El tema es que… hay otras cosas, hay otros planetas en otras casas… hay otros signos. No quiere decir que tengamos que hacerle la cruz y sacar esa zona del mapa, eh! (Más de une quisiera!)
También puede pasar con la Casa XII, pero a la inversa. Voy a hablar de esto en otro post, más en profundidad. Digo a la inversa porque en general uno NO MUESTRA los planetas que tiene en la doce. Y algo similar aplica a la Casa VIII. En el Curso de Astrología Espiritual las llamo zonas de dones y talentos ocultos, y son dos casas fundamentales, pero muy poco comprendidas.
Vuelvo a este tema. Astrología no es: ahora que sé que soy-tengo ésto… ¿cómo lo cambio? ¿Cómo lo evito? ¿Por qué a mí? Nada de eso. Astrología es cambiar POR QUÉ por ¿CÓMO? Es decir: ¿cómo sucede? Y la verdadera comprensión comienza a proponer nuevos caminos, como al río, que no es posible dejarlo quieto. Siempre fluye, buscando llegar al océano. Y este océano es toda la magia que tenemos dentro.
Escribió Leandro Liptak