Por Josefina Schatz y Leandro Liptak
En estos últimos días todos hablan de la nueva serie turca de Netflix: Mi otra yo.
La serie, con la excusa de historias de amor y de vida con un tinte novelezco, desarrolla su trama a través de las sesiones de Terapias de Constelación Familiar que van haciendo sus protagonistas, lo que va desentrañando secretos familiares, los ayuda a sanar sus relaciones personales y cambia sus vidas para siempre.
En uno de los primeros capítulos, la protagonista de la serie le reclama a su amiga que las Constelaciones Familiares no tienen “nada de ciencia”, un argumento que quienes trabajamos con terapias holísticas/alternativas hemos escuchado muchísimas veces. Sin embargo y a pesar de su resistencia, poco a poco va descubriendo como su vida se transforma a través de esa misma terapia que atacaba por no ser científica.
Los protagonistas de la serie inician todos y cada uno de ellos un camino de indagación personal, recorriendo sus historias y las de sus ancestros, observando, integrando poco a poco la experiencia.
NUESTRA CARTA ASTRAL
Más allá de las evidentes diferencias que hay entre la Astrología y la Constelación Familiar, algo similar a lo que vemos en la serie sucede cuando empezamos a estudiar nuestra Carta Astral: las fichas comienzan a caer en su lugar, comenzamos a entender como son nuestros mecanismos inconscientes, porqué ante determinados estímulos reaccionamos de determinada manera, donde nos posicionamos con relación a determinadas energías.
Empezamos a comprender nuestra semilla, lo que la vida nos invita a desarrollar para nuestro propio crecimiento.
Podemos lograr comprender por ejemplo, que mi extrema sensibilidad se ve reflejada en la gran cantidad de agua que tengo en mi Carta Natal; o ver reflejado mi Marte en el Medio Cielo en que soy un deportista de elite y me gano la vida con el deporte, por dar solo algunos ejemplos.
Y es que como dice el principio hermético: Como es arriba, es abajo. Nuestra Carta Natal es un mapa del cielo en el momento en que nacimos, y como una radiografía muestra nuestras energías disponibles, tanto aquellas que podemos reconocer en nosotros como las que no.
LOS TRÁNSITOS
Si avanzamos aún más en nuestra búsqueda, y empezamos a estar atentos a los tránsitos de los distintos planetas sobre nuestra Carta, todo cobra aún mayor sentido, y podemos de alguna forma estar mejor preparados para las energías que el movimiento de los planetas sobre nuestra carta va desplegando a lo largo del tiempo.
Puedo saber, por ejemplo, que si estoy por tener mi primer Retorno de Saturno (que se da entre los 28 y 29 años), casi con seguridad comenzará en mi vida a un nuevo ciclo de estructuras, más propias y auténticas que las que me sostenían hasta ese momento. Entonces, tal vez, pueda aprovechar esta información que me da el cielo y estar mejor preparado/a para cambiar ese trabajo que ya no me representa, para ser madre o padre, o para tomar mayores responsabilidades en algún otro orden de mi vida.
LA ASTROGENEALOGIA
Hay una rama de la Astrología que, en forma similar a las Constelaciones Familiares, busca patrones que se repiten en nuestro árbol genealógico: la Astrogenealogía, que nos permite ver estos patrones que se repiten en nuestro árbol familiar.
Si bien lo ideal es contar con las fechas de nacimiento fallecimiento de nuestros antepasados, podemos empezar a indagar en la astrogenealogía con pocos datos (por ejemplo, sin tener la hora de nacimiento) e incluso sin dato alguno, simplemente con nuestro Mapa Natal, podremos encontrar cierta información para luego chequear con lo que conocemos de nuestra historia.
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