El estrés y la ansiedad son términos que parecen estar a la orden del día pero… ¿cómo reconocerlos? ¿Cómo darle el lugar y la importancia adecuada, sin que nuestras preocupaciones al respecto nos generen aún mayor tensión? En este artículo te cuento lo que me enseñó el budismo, el yoga, el coaching y la programación neurolingüística acerca del estrés y la ansiedad, y muchas claves para trascenderlo.
La diferencia entre estrés y ansiedad
El estrés está relacionado con la tensión, y no siempre es malo. La vida no es pura relajación, sino un balance entre tensión y relajación. La ansiedad por otro lado, está relacionada con la anticipación mental a un futuro incierto, con la intención de querer controlarlo, cuando claramente es imposible, pues el futuro siempre puede tornarse impredecible.
Entonces, si bien el estrés no es necesariamente algo negativo (de hecho, podemos aprender a utilizarlo a nuestro favor para vivir una vida plena), la ansiedad sí suele ser contraproducente y genera tensión y estrés. No hay ansiedad sin estrés, pero sí puede haber estrés sin ansiedad.
Síntomas característicos
Cuando los niveles de exposición a situaciones tensas sobrepasan por mucho lo que estamos acostumbrados a manejar y la relajación no se hace presente, comienzan los síntomas de un estrés excesivo, que suelen ser:
- Mucho sueño y necesidad de dormir de más
- Irritabilidad o irascibilidad a nivel emocional
- Sensación de aprisionamiento o falta de libertad
Más claros aún son los síntomas de la ansiedad, que comienzan cuando buscamos controlar la incertidumbre enfocándonos excesivamente en el futuro, en aquello que tanto tememos que suceda (o que no suceda). La ansiedad tiene un correlato físico muy claro, con síntomas como:
- Aumento del ritmo cardíaco, palpitaciones
- Cambios en la temperatura corporal, sudoración
- Incremento de la velocidad mental, del «pulso del pensamiento»
- Dificultades para dormir, relajarse o llorar
- Sensación constante de «no hay tiempo que perder»
La causa del estrés y la ansiedad
Las causas más frecuentes del estrés son:
- Nuevas exigencias en el ámbito laboral, familiar o interpersonal
- Toma de nuevas responsabilidades
- Desafíos a nivel financiero o de salud
Mientras que en lo que respecta a la ansiedad, encontramos:
- Miedo al futuro y necesidad de control
- Falta de confianza en las propias capacidades internas
- Problemas de autoestima
Soluciones y antídotos para el estrés y la ansiedad
Para combatir el estrés:
- Analizar si podemos regular o dosificar la intensidad de los desafíos, en el caso de que sean auto-impuestos
- Aprender diversas técnicas de relajación física. Prácticas como el stretching, el yoga, los masajes o la osteopatía son de gran ayuda.
- A través de la fitoterapia, existen plantas que pueden ayudarnos como la pasiflora, la melisa, el cedrón, el tilo, la lavanda, entre otras.
- Podemos aprender a estimular el sistema nervioso parasimpático (encargado de la relajación y recuperación) con técnicas de digitopuntura y ejercicios como los de T.R.E. (Tension Release Exercises).
Respecto a la ansiedad:
- Cultivar la atención en el momento presente, quitándole poder a los pensamientos. Esto puede entrenarse a través de prácticas de atención en la respiración y en las sensaciones corporales, como enseña el mindfulness o la meditación Vipassana. También es posible a través de prácticas de regulación de la respiración como el pranayama en la disciplina del yoga.
- Desarrollar la confianza en las propias capacidades y la autoestima. El temor a lo que pueda suceder siempre se reduce a medida que aumenta la confianza en nuestras propias capacidades.
- Cambiar nuestras creencias acerca de la vida, para desplegar la fe. Las personas con menos ansiedad confían en la vida, y guardan la creencia de que ésta busca hacerles daño, sino que «conspira a su favor». También tienen la creencia de que «si sucede, conviene» lo cual les permite la apertura suficiente para tomar cualquier suceso y extraer lo bueno que hay en él.
Cuestión de práctica
Como suele ocurrir, las soluciones rápidas no siempre son las duraderas. Podemos tomar una infusión que nos relaje, pero no debemos olvidar trabajar en las causas, para desplegar aquellas capacidades en nosotros que nos permiten superar la ansiedad y afrontar felizmente el estrés: la relajación activa, la presencia, la autoestima y la confianza, entre otros.
De ese modo, echamos raíces profundas y nos aseguramos de que ningún viento nos asuste. Si quieres comenzar o profundizar este proceso, te invito a mi desafío gratuito de 10 días, con diez audios de regalo y una guía de ejercicios para ti.
Escrito por Leandro Liptak
Autor y conferencista, experto en crecimiento personal.